jueves, 10 de mayo de 2012

C) CAUSA DE SALVACIÓN ETERNA. 10,1-18.

10           1Pues, poseyendo la Ley sólo una sombra de los bienes que habían de venir y no la imagen misma de lo real, con los sacrificios, siempre los mismos, que se ofrecen indefectiblemente año tras año, nunca puede transformar a los que se acercan. 2 O ¿es que no dejarían de ofrecerse si los que practican el culto quedasen purificados de una vez y perdiesen toda conciencia de pecado? 3Por el contrario, en esos sacrificios se recuerdan los pecados año tras año.
                  4Es que es imposible que sangre de toros y cabras quite los pecados; 5por eso, al entrar en el mundo dice él:

                   Sacrificios y ofrendas no los quisiste,
                   en vez de eso, me has dado un cuerpo a mí;
                  6holocaustos y víctimas expiatorias
                  no te agradan;
                  7entonces dije: "Aquí estoy yo
                  (en un título del libro está escrito de mí)
                   para realizar tu designio, Dios mío" (Sal 40,7-9 LXX).

                  8Primero dice: "Sacrificios y ofrendas, holocaustos y víctimas expiatorias ni los quieres ni te agradan" -éstos son los que manda ofrecer la Ley- 9y después añade: "Aquí estoy yo para realizar tu designio". Deroga lo primero para establecer lo segundo. 10Por esa voluntad hemos quedado consagrados, mediante la ofrenda del cuerpo de Jesús Mesías, única y definitiva.
                 11Los sacerdotes están todos de pie cada día celebrando el culto, ofreciendo una y otra vez los mismos sacrificios, que son totalmente incapaces de quitar los pecados. 12Éste, en cambio, después de ofrecer un sacrificio único por los pecados, se sentó para siempre a la derecha de Dios. 13No le queda más que aguardar a que "pongan a sus enemigos por estrado de sus pies", 14pues con una ofrenda única dejó transformados para siempre a los que va consagrando.
                15Lo mismo atestigua el Espíritu Santo; porque, después de haber dicho: 16"Ésta es la alianza que haré con ellos cuando lleguen aquellos días", dice el Señor: "Al dar mis leyes, las escribiré en sus corazones y en su razón; 17de sus pecados y de sus crímenes no volveré a acordarme" (Jr 31,33-34). 18Ahora bien, donde el perdón es un hecho, ya no hay más ofrendas por el pecado.

EXPLICACIÓN.

1-18.       Hasta ahora se ha aludido solamente a la abolición de la Ley, al explicar el cambio de sacerdocio (7,12). Pero también la Ley pertenece al mundo de las "sombras", no al de la realidad. La repetición de los sacrificios en la antigua Ley muestra su inutilidad y prueba que la religión ritual es incapaz de quitar la conciencia del pecado, de dar la seguridad del perdón (1-3).

               Esta situación no podía ser definitiva, y el autor lo prueba con la cita de Sal 40,6-8, considerado como profecía mesiánica (está escrito de mí). El único sacrificio válido es la entrega del hombre a la realización del designio de Dios (4-7). Este nuevo sacrificio invalida todos los anteriores, y gracias a la entrega de Jesús Mesías, el hombre está capacitado para realizar este designio (8-10).

              Los múltiples sacerdotes ofrecen múltiples sacrificios inútiles. El único sacerdote ofrece el único sacrificio -su propia existencia- eficaz para siempre (se sentó, etc., Sal 110,1) (11-14).


              Testimonio del profeta (Jr 31,33-34): cambio de corazón contra rito exterior; olvido del pecado en vez de mención anual de los pecados (15-16; cf. v.3). Antes, repetición de ritos expiatorios (v.1); ahora, los ritos expiatorios son innecesarios y han cesado (18).

No hay comentarios:

Publicar un comentario